29 sept 2012
15 sept 2012
11 sept 2012
6 sept 2012
Te miré por unos segundos, otra vez, quería realmente ver que había adentro, o atrás, qué me escondías; que estabas ocultando, a veces no solo a mi, a todos. Y te miré lo más fuerte que pude y traté de sacarte el disfraz, la pintura, y la suciedad de tu cara y lo encontré y sonreí; pero a vos no te gustó nada y me gritaste, gritaste fuerte y notaste que seguía mirándote, me fui riéndome. Y cuando estuve a salvo, grité te amo mil veces, como si pudieras escucharme, grité que te había visto, que te encontré debajo de todo, ahí encerrado, y que ya no te ibas a poder ocultar, que lo más hermoso de vos lo vi, y no quise contárselo a nadie más.
Y me dijiste que ahí pensando en mí ibas a estar siempre, me dijiste que pensara seriamente que quería hacer yo, con vos, con nosotros pero principalmente conmigo. Me dijiste que no entendías nada de lo que hacía pero que siempre me entendiste, que siempre te conectabas conmigo, que había algo que nunca más ibas a ver en nadie, que algo extraño pasaba cuando estábamos frente a frente, y siempre pensé igual. Y siempre te extrañé igual. Después de todo, extrañarte es lo que puedo hacer, no lo que me gustaría.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)