26 dic 2011

La desesperación sacude un cuerpo nervioso, sentimental se mueve sin razón. Unos ojos fuertes sostenían todo el peso de los dos... Llevaban latidos ubicados más allá de la cruda existencialidad, miraban tranquilos la felicidad que reinaba, mientras, los impulsos aunmentaban al paso de cada segundo.
Un triste sentimiento analizaba colores, divisando el exterior, no podía ver nada en esa oscura habitación. Ellos dos emanaban una luz, sensacional a pesar de lo que en realidad sucedía. Una enfermedad, algo tan contagioso como el dolor. No podían más.
Él acaricia su rostro, la besa, se levanta, la mira de nuevo, una pálida figura yacente amortajada, da unos pasos y por fin se va... La deja infeliz soportando el peso de los dos.

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